23 jun 2009

Ayer, tras un día de clase, aburrido, cansado, monótomo. Ayer. Sentada a la sombra de un árbol, verde y alto, con la espalda apoyada en la dura corteza que lo cubría y los sentidos demasiado centadros en un libro: Las cenizas de Ángela. Ayer. Sentada en un lugar perdido de gritos, abandonado de cualquier forma de vida que no conduzca a la reflexión. Mis ojos observaban cada línea de aquel maravilloso libro, mis manos pasaban las hojas, secas y ásperas, cual día de verano, mi olfato quedaba impregnado de ese olor a hierba mojada, y mis oidos no hacían uso de su función. Entonces, tras una curiosa línea de aquel maravilloso libro, en aquella sombra de aquel árbol de ayer, me dije: "¿Qué demonios hago aquí?"

"Lástima que cuando uno empieza a aprender el oficio de vivir ya hay que morir."

Ojalá tuviésemos el valor de levantarnos cada mañana con una nueva sonrisa, un propósito, una meta y un sueño por el que lucharemos y al que seremos fieles, ojalá pudiésemos valorar el significado de la vida y de todo aquello que nos hace vivirla. Las personas, lo material, lo esencial, el cariño, el amor, la amistad... Son tantas cosas bellas, ¿por qué nos empeñamos en buscar lo grisáceo de este mundo? Vemos cada día en las noticias la muerte, la pena, el dolor, el egoísmo y la avaricia de miles de personas, creemos que el mundo es una mierda porque se han empeñado en hacernoslo creer, hoy, y no ayer, sé que el mundo es un lugar lleno de tranquilidad y paz, de verde y blanco, de sueños, de sonrisas y bienestar... El mundo es un lugar injusto, demasiado bello para poder verlo, y somos nosotros quienes nacimos ciegos.

Black Moon

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